El circo es una forma de arte que combina acrobacias, música, humor y magia para crear un espectáculo único y fascinante. En Bolivia, uno de los circos más reconocidos y antiguos es el “Circo Hermanas Gassaui”, fundado por Salek Gassaui Carrasco en la década de los 70. Este circo ha recorrido todo el país con su carpa gitanesca, considerada la más grande del país, y ha deleitado a miles de espectadores con sus actos de humor, riesgo y belleza.
En el año 2019, tuve el honor de participar en un proyecto cultural, conceptual y contemporáneo que muestra un día en Santa Cruz de la Sierra. El Proyecto 24hr es también un recorrido capaz de redescubrir rincones, momentos y personajes que a veces pasan desapercibidos.
Ecos de la pandemia: Fotografías de una ciudad en cuarentena.
Durante la cuarentena y gracias a el trabajo que tenía en la época, era uno de los pocos privilegiados que tenían autorización para poder recorrer la ciudad libremente. Con mi cámara nikon f5 con un lente nikon 28mm f2,8, un trípode y un rollo Kentemere 400 que me regalo mi querido amigo Daniel Caballero Zurita, me fuí a experimentar largas exposiciones, de varios segundos de duración, que puedan reflejar lo que llamo los ecos de la pandemia.
Los ecos de la pandemia resonaban por las calles vacías de la ciudad, recordándonos la presencia del enemigo invisible que se agazapaba en la oscuridad. Las calles solitarias y los edificios desiertos parecían sacados de un cuento de terror, como si la ciudad misma hubiera sido abandonada a su suerte. La ausencia de sonidos y de movimiento creaba un ambiente apocalíptico, en el que solo el virus parecía tener vida propia. El eco del miedo y la incertidumbre se expandía como una plaga, y nadie sabía cuándo sería el fin.
Las fotografías que presento fueron tomadas en el corazón de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en medio de la pandemia que asoló al mundo en el 2020. En un momento en que la cuarentena se había convertido en la nueva normalidad, las calles que antes estaban llenas de vida y actividad humana se encontraban desoladas y vacías. Como un eco del vacío que se adueñó de la ciudad, estas imágenes buscan transmitir la tristeza y la muerte que acechaban en cada esquina. Los edificios y avenidas se convirtieron en un paisaje post-apocalíptico, y los pocos transeúntes que se aventuraban a salir se convertían en figuras solitarias en medio de la desolación.
“Deberías” es una de las palabras que mas escucho a diario, dentro de mi circulo cercano es una de las palabras que más se repite. Entre muchos deberías hacer esto y deberías hacer lo otro, pocos son los que quizá entienden la magnitud de las decisiones a las que me enfrento actualmente a nivel profesional. El tedio que trae el hacer imagen de forma complaciente me llevo a ciertos límites de mi personalidad que prefiero no visitar, siento que luego de explorar varias formas de observar me encuentro enceguecido por las posibilidades de imaginar. Un buen amigo me acompaña estos días, me anima y escucha con atención mis reflexiones y preocupaciones, fue él quien dentro de los “deberías” me sugirió que le de una nueva oportunidad a la posibilidad de crear contenido para mi página web, algo que en principio me parecía que no tenía sentido, pero ahora comprendo las virtudes de poder tener un espacio propio, lejos de las redes sociales, donde puedo expresar libremente este proceso de re aprendizaje al que me estoy sometiendo.
Estos últimos meses, desde que regrese a mi ciudad natal, fue inevitable evaluar el camino recorrido, miles de imágenes realizadas que satisficieron las necesidades de terceros mas que las propias. La fotografía es el medio que decidí para vomitar un imaginario personal al que con el tiempo solo fui censurando. ¿Y ahora, cómo des-aprendo lo aprendido? ¿Cómo me asombro y disfruto del mundo de la imagen nuevamente?.
A modo de seguir los consejos de mi buen amigo voy a intentar mantener mas activo al blog de esta página, compartir un poco este proceso para que en un futuro, cuando vea las publicaciones, me pregunte porque lo hice, o en que estaba pensando.
Debería despejar y aclarar mi mente, esperemos que este ejercicio de resultado.
Hombre en el metro de Santiago – Álvaro Gumucio Li
¿Que lugar ocupo en este mundo?
Mar, 07/16/2019 – 00:00
¿Qué lugar ocupo en este mundo? Es la pregunta que motiva a Sergio Bretel, Álvaro Gumucio Li y Wara Vargas a unirse en una muestra fotográfica colectiva que acogerá Artespacio, galería de arte de CAF –banco de desarrollo de América Latina– en La Paz que se inaugura este jueves 18 de julio y reúne una treintena de imágenes con el objetivo de abrir un panorama artístico que ofrezca una pluralidad de formatos, técnicas y manejo de colores.
Cada uno de los tres fotógrafos plantea y ejecuta su proyecto desde la óptica de mostrar la búsqueda de un espacio propio y proyectando la construcción de una identidad a partir del entorno y de la percepción que se tiene de él.
Cecilia Lampo, curadora de la exposición dijo que “esperamos que esta exposición sea muy sentida: cada uno de los artistas expositores nos acercará de manera distinta y desde su propio lenguaje visual, a un espacio esencial; a un lugar que los creadores de imágenes o las personas fotografiadas pueden definir como su espacio de identidad”, y aclara que la fotografía es uno de los medios más interesantes para expresar arte. Sergio Bretel expondrá una variedad de fotografías enfocadas en lo abstracto, con diversos formatos y manejo de color. “Yo supongo que mi lugar en este mundo es la dimensión abstracta, constituida por composiciones fotográficas a las que necesito dar significados propios. Quiero visibilizar aquello que no es visible”, comenta el artista, que defiende el concepto de que el mundo, en sí mismo, es una obra de arte.
Álvaro Gumucio Li, fotógrafo cochabambino, expone imágenes en blanco y negro. “No creo tener un lugar preciso en este mundo; estimo que somos pasajeros y que estamos de paso, en busca y en espera. Este es un concepto que llevo desarrollando desde hace algunos años y está basado en la toma de fotografías en las calles”. Wara Vargas presenta en esta ocasión dos trabajos distintos. El primero es una serie de fotografías hechas en La Paz, que dan cuenta sobre de la cultura urbana Kawaii la integración en nuestro medio. Kawaii es un adjetivo japonés que en español significa tierno o bonito, y es un movimiento cultural muy difundido a través del cual jóvenes –hombres y mujeres– protestan en contra de la uniformidad y de los estereotipos de la sociedad. “Busco romper con el imaginario paceño e indago situaciones excepcionales con mis imágenes. De repente, en un espacio popular como el Mercado
Rodríguez, encuentro a los personajes Kawaii de origen boliviano, que se apropian de una cultura diferente a la nuestra y sufren una mutación muy interesante”. El segundo trabajo es la representación fotográfica de la madre de la artista, en alegoría del origen y del destino.
ESCRIBIR CON LUZ – Museo de Papel – Joaquín Sanchez – Artista Curador.
Shashin es la palabra japonesa que nombra la fotografía; la misma compone de dos ideogramas, “sha”, que significa reproducir o reflejar, y “shin”, que significa verdad. Para la mentalidad japonesa, el proceso mismo consiste en capturar la esencia de algo cuyo resultado debe siempre contener algún elemento de verdad. La fotografía japonesa es el fruto de múltiples reacciones que van desde la empatía a la desconfianza. De este proceso de reproducción de verdades nos habla Álvaro Gumucio, en cuyo trabajo es posible entender una asombrosa diversidad que evidencia expresiones de sentimientos, de incomprensión y ambigüedad hacia la realidad y el mundo, en lugar de intentar descifrarlo y analizarlo objetivamente.
Su obra es la mirada de alguien que busca sin cesar situaciones cotidianas que son presentadas con una estética potente y misteriosa. Sus series son narrativamente claras aunque no hay un guión que nos permita analizar la historia que presenta; son disparos certeros hechos por un francotirador que cambia de lugar por instinto, sin seguir un rumbo fijo. Sus imágenes cuentan narrativas visuales que producen la curiosidad y el interés de ver más allá de la propia imagen y adquieren planteamientos estéticos que son parte de su forma de ver y crear.
La homogeneidad de los paisajes rurales y urbanos de Gumucio sería prácticamente imposible de conseguir con el uso del color. Solo así pueden encajar dos escenarios tan distintos como un solitario cielo estrellado del Chaco boliviano y el bullicioso enjambre de gente en la ciudad de Cochabamba. El acierto del artista es la elección del blanco y negro, y su dominio de los matices de gris recuerda a Ansel Adams por la sencillez de las formas en sus paisajes naturales y urbanos. Pero donde más evidente se hace el acertado uso del monocromatismo es en las escenas rurales de formato apaisado. La atmosfera que crean la oscuridad de la noche, los caminos casi sin marcar y las pocas personas y casas que aparecen transfiere atemporalidad a cada fotografía. Los cuidados encuadres transmiten una sensación de silencio, calma y melancolía casi inalcanzables en color.
La unidad de la música de los astros con la música de la lluvia, el florecimiento de la agricultura y la íntima relación entre lo humano, lo divino y la naturaleza suceden en el mundo que Gumucio nos incita a habitar. Sus imágenes alucinadas nos invitan a viajar a un mundo donde la propuesta son ilimitadas e imprevisibles; donde las imágenes de la poesía evocan un lugar e invocan un nombre que le pertenece íntimamente: caminar en un espacio-tiempo singular. Es una relación entrañable del habitante y su lugar de origen, desde el regreso de Ulises a Ítaca, o al Dublín de Ulises, hasta la profundidad del Chaco boliviano donde nos lleva Elio Ortiz en su novela Irande ara Tenondegua jaikue kuñatai oiko vae.
En Imperio de los signos Roland Barthes señala que la cultura japonesa ganó su libertad al liberarse de los signos que contiene. De alguna manera esto también puede decirse de las fotografías de Gumucio: no son una conclusión, sino un perpetuo cuestionamiento. El movimiento y el sonido de sus imágenes sencillamente suceden en un lugar y en un momento dado, como el mismo arte Haiku.
Joaquín Sanchez – Artista Curador.
La razón – Domingo 17 de abril de 2016
PROYECTO. Museo de Papel es una plataforma de difusión que visibiliza a jóvenes creadores bolivianos de diferentes disciplinas artísticas que, más allá del dominio de la técnica, ofrecen una reflexión poética sobre la creación artística. Este museo no exhibe en un espacio físico ni atesora, consagra o jerarquiza obras; es un dispositivo que amplía la mirada hacia un horizonte mestizo donde conviven lenguas, temporalidades y culturas. Museo de Papel es un proyecto de la Fundación Cine nómada para las Artes. Cuenta con el apoyo del Centro Cultural de España en La paz, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y el periódico La razón.
Aclaración: Las fotografías ubicadas en el inferior de la página pertenecen al trabajo “Teko Pora” que forma parte de la exposición colectiva y proyecto de investigación artistica “Vivir Bien”.
Proyecto “Vivir Bien”
El Goethe-Institut, responsable del intercambio cultural entre Bolivia y Alemania, la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, a través del Museo Nacional de Arte, y la Fundación Konrad Adenauer llevan adelante el proyecto “Vivir Bien”.
El proyecto “Vivir bien” surge de un trabajo conjunto entre estas Instituciones y el fotógrafo alemán Andreas Rost. Se intentará, a través de un enfoque tanto teórico como artístico visual, llevar a cabo un análisis del concepto “Vivir bien” (Sumak kawsay, quechua o Suma Qamaña, aymara) en Bolivia. Es un proyecto de exposición itinerante que enfocará temáticas desde la protección sostenible del Medio Ambiente hasta la justicia social y la participación ciudadana bajo la perspectiva de los pueblos originarios andinos. De forma poética y a través de trabajos fotográficos, vídeos, documentos sonoros e instalaciones se intentará mostrar y reflejar la práctica del concepto Sumak Qamaña en la cotidianidad.
Los artistas seleccionados para el proyecto son: Marcelo Pérez del Carpio, Alvaro Gumucio Li, Wara Vargas Lara, José Arispe, Anuar Elías Pérez, Glenda Zapata, Sandra de Berduccy, Karin Schulze Benavides (Bolivia); Cristian Kirby (Chile); Mijail Leonardo Vallejo Prut y Geovanny Marcelo Villegas Sánchez (Ecuador); Viviana Gonzalez y Antonio Castles (Colombia); Edgar Moreno y Susana Arvas (Venezuela).
Álvaro Gumucio Li (Cochabamba, 1985), es graduado en publicidad y mercadeo. Reside y trabaja principalmente en Cochabamba. Es un fotógrafo independiente, especializado en trabajo de moda y publicidad, aunque también trabaja foto-reportaje. Colabora con el diario “Los Tiempos” que se edita en esa ciudad. Es un “encontrador” de imágenes y un excelente narrador de la vida cotidiana urbana. En esta oportunidad presenta ocho obras que son resultado del trabajo en estudio. Dos de las obras puede considerarse que están relacionadas con la moda: Reina blanca (El rostro de una joven mujer que presenta un peculiar peinado y joyas de adorno), y Dosis (que representa un pequeño crucifijo realizado en oro y piedras preciosas, que posa sobre la lengua de una mujer, a modo de hostia que se recibe en la eucaristía católica). Las otras seis son trabajo de “laboratorio” (computadora) buscando construir nuevas imágenes, usando el efecto reflejo o inversión, la distorsión y otros recursos, con propuestas que resultan próximas al surrealismo; son manipulaciones digitales que tienen los siguientes títulos: Estudio 1 (Un par de manos contrapuestas y superpuestas), Musa, Orquídea, Estudio 2, Estudio 3, Estudio 4 (con base en imágenes fragmentarias, superpuestas, reflejadas y multiplicadas de una mujer desnuda). Las obras hablan por sí solas y no tienen un texto que las contextualice; sin embargo, con el apoyo de los títulos las imágenes adquieren tanto nuevos significados como que estos quedan acotados.